"En un lugar más allá del bien y del mal, hay un jardín.
Allí nos encontraremos.”
- Rumi -
COMUNICACIÓN NO VIOLENTA
Tenemos la profunda vocación de contribuir en la creación de comunidades empáticas, en construir una mirada compasiva entre todos. Las herramientas que disponemos son la Técnica Alexander, CNV, Terapia Craneosacral y el arte.
Nuestro propósito es poder tener cada vez mayor coherencia y consistencia en la forma en que vivimos sabiéndonos desafiadas momento a momento por las vicisitudes de la vida. Estas prácticas que desarrollamos nos dan soporte a poder transformarnos y así poder tener la oportunidad de decidir cada vez con mayor consciencia y ecuanimidad. No es un camino fácil pero sí es simple.
Según Marshall Rosenberg creador de la Comunicación No Violenta, entender el mundo en términos de "bien" y "mal" es uno de los mayores problemas que perpetuan las violencias cotidianas en nuestras maneras de convivir. La violencia no está solo en los grandes eventos y conflictos de la vida sino en nuestro momento a momento, en la manera que construímos nuestro lenguaje, cómo lo usamos en nuestros vínculos, las ideas que están guardadas en ese lenguaje, los sentimientos y necesidades que no están reconocidos y que emergen muchas veces desordenadamente y volcados hacia el exterior buscando culpas, culpables, enemigos o aliados.
Según Rosenberg la CNV es antes que nada una decisión de vida, una conexión con un propósito, el de vivir la vida con mayor compasión hacia nosotros mismos y hacia los demás. En segundo lugar, es una forma de lenguaje consciente, que está sentado sobre una matriz de necesidades y sentimientos, y de ideas y estrategias usadas para llevarlos adelante. Una necesidad no satisfecha, no reconocida, genera sentimientos más fuertes de esos que empujan y tienen caudal en nosotros llevándonos a estar más reactivos y menos compasivos en las diferentes situaciones; por otra parte, las necesidades satisfechas alivianan el territorio de los sentimientos y traen conexión con sensaciones más gratificantes. Estar en atención hacia estos procesos, tener discernimiento sobre ellos y poder generar las condiciones para movernos en lenguaje y acción desde esta conexión, genera modos más compasivos de relacionamiento. La CNV no es sólo una herramienta, es una práctica, que transforma nuestros códigos de contacto y nuestros movimientos en y desde la acción cotidiana.
Cuando conectamos con lo que está vivo en nosotros y nos deshacemos de las imágenes de enemigo con las que hemos crecido y hemos sido educados, cuando alguien hace algo que no nos gusta, cuando podemos ver la humanidad en todas las personas en cada momento es aquí cuando podemos resolver cualquier conflicto pacíficamente y al mismo tiempo sentir satisfechas nuestras necesidades.
UNA FORMA DE CONSTRUÍR MOMENTO A MOMENTO NUESTRO PRESENTE
La CNV es una herramienta para desarrollar una práctica que tiene en su centro:
Una concepción de ser humano con una naturaleza inherentemente compasiva.
Una idea de colaborar con la conexión humana, con nosotros mismos y con los demás
La construcción de un lenguaje (un lenguaje de vida) basado en sentimientos humanos y necesidades humanas.
Promover la claridad en saber ¿qué está vivo en mí? Para ello necesito estar en capacidad de:
- observar sin evaluar
- hablar desde el corazon (qué sucede adentro nuestro en relación a lo que está pasando afuera)
AQUÍ Y AHORA
Te dejamos algunos pasos simples para que puedas comenzar una pequeña práctica AHORA -
Preparando tu espacio interno:
Lleva atención al soporte que te está dando la silla en este momento. El contacto de tus pies en el piso. El sonido de tu respiración. Permanece unos instantes en contacto contigo de esa manera.
Considera tus sentimientos y pensamientos, ¿qué está vivo en ti en este momento?
Expande la percepción de tu espacio interno para seguir atendiendo tu propia experiencia mientras amplias tu atención para incluir estímulos externos (el espacio a tu alrededor, la temperatura del aire, los sonidos del ambiente que te rodea). Mantén la intención de estar en relación contigo a la vez que te permites relacionarte con lo que está en el ambiente.
Elige algo para observar: un pensamiento recurrente, una actitud hacia una persona en particular, un hábito que te desafía día a día. Empieza por elegir algo que te desafíe un poco pero no mucho, para evitar empezar con situaciones que puedan generar una reacción demasiado fuerte. Queremos mantener la capacidad de pensar constructivamente.
Observa sin evaluar, describe la situación como si una cámara la estuviera filmando.
¿Qué sentimientos hay detrás de esos pensamientos? ¿Qué necesidades hay? Presta especial atención a frases como “Yo siempre…” “Yo nunca…” Yo debería o no debería”… Descubre estas frases en tu pensamiento y continúa observando.
Una vez que tengas un pensamiento claro que hayas identificado lleva tu atención a: ¿Cómo te sientes cuando piensas eso? ¿Podés estar con ese sentimiento un rato? ¿Cómo sería quedarte allí sintiéndolo, acompañándote en esa experiencia?
Hace este pequeño ritual durante 5 días, y anota cada día qué va siendo importante para ti, y si queres nos podes escribir para contarnos. Nos encanta interactuar contigo.